Nuestro segundo día pasó tranquilo, esta vez les lleve cerca, a El Escorial. Y cómo no, al monasterio, que fué el punto de partida de nuestra pequeña escursión por aquél empedrado pueblo. Me estuvieron contando que Spoleto no era demasiado diferente a El Escorial, un pueblo antiguo y con historia, grande, peninsular, etc.. Practicamente describieron el típico pueblo madrileño. No quise dar muchas vueltas, pues no conozco mucho aquello, así que nuestro paseo se resumio al monasterio por fuera, por dentro y los jardines, alguna que otra callejuela de las típicas y poco más, pero fué suficiente. Tras pasar gran parte del día en aquel pueblo, volvimos a casa, cansados pero con ganas de la visita del día siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario