Hoy fuimos a Madrid de nuevo, esta vez fuimos con mis padres. Decidí hacerles rabiar un poco, y llevarles al estadio Bernabeu, como buena merengue. Me contaron que el estadio era muy parecido al del Inter, equipo del que eran ellos aficionados, y que, como yo, nunca habían estado en un estadio de futbol. Hicimos la ruta completa que ofrecian en el estadio, y parecian asombrados. Estuvimos en los vestuarios, en la vitrina, los palcos, los asientos, hasta en el propio campo, fue bastante entretenido. Tras pasar un par de horas de ruta, esta finalizó en la tienda oficial, dicidimos hacernos algún pequeño regalo, aunque como es de suponer, todo es inmensamente caro. Cuando salimos de allí fuimos, como el primer día, al Templo de Debod, pues mi padre quiso hacernos una foto, con la estampa de Madrid por detrás. Al volver a casa, paramos de paso en Valdemorillo, pues quise enseñarles el pueblo en el que pasaba gran parte de mi tiempo, tanto estudiando, como con amigos. Les enseñé mi instituto, y la pizzería italiana "El Rossiena" de la cual me explicaron los ingredientes concretos de la carta, pues todo está en italiano. Finalmente llegamos a Colmenar del Arroyo, mi pueblo, y dimos un pequeño paseo por el, no es gran cosa, pero.. ¡Cómo no enseñarlo!
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Taller 17, página 104.
Nuestro segundo día pasó tranquilo, esta vez les lleve cerca, a El Escorial. Y cómo no, al monasterio, que fué el punto de partida de nuestra pequeña escursión por aquél empedrado pueblo. Me estuvieron contando que Spoleto no era demasiado diferente a El Escorial, un pueblo antiguo y con historia, grande, peninsular, etc.. Practicamente describieron el típico pueblo madrileño. No quise dar muchas vueltas, pues no conozco mucho aquello, así que nuestro paseo se resumio al monasterio por fuera, por dentro y los jardines, alguna que otra callejuela de las típicas y poco más, pero fué suficiente. Tras pasar gran parte del día en aquel pueblo, volvimos a casa, cansados pero con ganas de la visita del día siguiente.
jueves, 22 de septiembre de 2011
Taller 17, página 104.
El martes llego a Madrid mi mejor amigo, Cristian. Él es italiano, concretamente de Spoleto. Vino también con sus amigos, Christian y Simone. Me avisó una semana antes, por lo que me puse como loca a planificar donde y cuándo iriamos a ver Madrid. El primer día, les llevé a visitar la Gran Vía. Como vivo en las afueras, tuvimos que ir en transporte público, que por cierto, está muy caro. Llegamos en metro hasta Sol, tuvimos alguna que otra dificultad para salir del metro a la gran plaza. Cuando comenzamos ha ascender por las escaleras automáticas, se dejaron ver las cupulas de la boca del metro, empapeladas con frases de denuncia e indignación. Se quedaron boquiabiertos. Nos llevo algo más de media hora cruzar la plaza, por la inmensa concentración de gente, parando en cada puesto de información, ayuda, comida, descanso. Viendo a todas las personas organizando aquello, también me sorprendió a mi. Gastamos la tarde paseando por los alrededores, fuimos tanto al Templo de Debod, como a Plaza España, y toda la Gran Vía. Cuando volvimos a casa estabamos exaustos, y no dejaban de repetir algo así como: "Mamma mia".
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